O mejor dicho: cómo pasamos 4 horas sacando fotos bajo el agua.
Si ya me gustan de por sí las fotos, cual fue mi sorpresa cuando me dijeron que tenían una cámara sumergible. Iba a ser el verano de mi vida.
Desde que llegamos a la piscina, tras el chapuzón del principio para romper el hielo, directamente nos pusimos a tocotear la cámara. Esta nikon, con 10.1 mpx tiene una calidad fuera del agua como cualquier otra compacta. Una vez que la sumerges, la cosa cambia: cuanto más cerca más nítida, pero al alejarse del objetivo no tiene nada que ver con la calidad de la magnífica GoPro.
Es algo pesada, no flota y cuando la sumerges y la colocas en el suelo de la piscina se pone sola en posición vertical, porque me imagino que pesará por la batería de litio que están a un lado, desequilibrando la cámara.
Graba video en WAV y en AVI y la tarjeta es SD. En la Fnac y en El Corte Inglés se puede encontrar por 99€, siendo una de las cámaras más asequibles del mercado en cuestión de calidad-precio.
Si yo tuviera que elegir, obviamente cogería la GoPro, pero vete a pagar tu 250€ tal y como está el panorama. Aún así, esta Nikon no está nada mal y te introduce a un nuevo campo lleno de posibilidades para hacer fotografías como es bajo el agua.